Notas sobre lo que busco
Georges Perec
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Notas sobre lo que busco
Cuando trato de definir lo que intento hacer desde que
comencé a escribir, la primera idea que me acude a la mente es que jamás
escribí dos libros semejantes, jamás tuve deseos de repetir en un libro una
fórmula, un sistema o una manera elaborada en un libro anterior.
Esta versatilidad sistemática ha desorientado con
frecuencia a ciertos críticos, preocupados por hallar de un libro a otro la
"huella" del escritor; y sin duda también ha desconcertado a algunos de
mis lectores. Ella me granjeó la reputacion de ser una especie de computador,
una máquina de producir textos. Por mi parte, yo preferiría compararme con un
campesino que cultiva diversos campos; en uno sembraría remolachas, en otro
alfalfa, en un tercero maíz, etcétera. Asimismo, los libros que escribí se
asocian con cuatro campos diferentes, cuatro modos de interrogación que quizá
formulan, a fin de cuentas, la misma pregunta, pero la formulan según perspectivas
particulares que en cada ocasión representan para mí otro tipo de labor
literaria.
La primera de estas interrogaciones se puede calificar
como sociológica cómo observar lo cotidiano; ella dio origen a textos como Les
Choses, Especes d'espaces, Tentative de description de quelques
lieux parisiens, y al trabajo realizado con el equipo de Cause commune alrededor
de Jean Duvignaud y Paul Virilio; la segunda es de orden autobiográfico: W
ou le souvenir d'enfance, La boutique obscure, Je me souviens,
Lieux ou j'ai dormi, etcétera; la tercera, lúdica, remite a mi gusto por
los constreñimientos, las proezas, las "gamas", por todos los
trabajos para los cuales las investigaciones del OuLiPo me dieron la idea y los
medios: palíndromos, lipogramas, pangramas, anagramas, isogramas, acrósticos,
palabras cruzadas, etcétera; la cuarta, por último,
concierne a lo novelesco, al gusto por las historias y las
peripecias, al deseo de escribir libros que se devoren de bruces en la cama; La
vie mode d'emploi es el ejemplo típico de ello.
Esta división es algo arbitraria y podría ser mucho mas
matizada: casi ninguno de mis libros escapa del todo a cierta marca
autobiográfica (por ejemplo, suelo insertar alusiones a acontecimientos
cotidianos en el capítulo que estoy escribiendo); casi ninguno, por otra parte,
deja de recurrir a tal o cual constreñimiento o estructura
"oulipiana", al menos a título simbólico, y sin que dicha estructura
o constreñimiento me constriña en algo.
De hecho, creo que más allá de los cuatro polos que
definen los cuatro horizontes de mi labor -el mundo circundante, mi propia
historia, el lenguaje, la ficción-, mi ambición de escritor consistiría en
recorrer toda la literatura de mis tiempos sin tener jamás la sensación de
desandar camino o volver sobre mis propios pasos, y en escribir todo lo que
puede escribir un hombre de hoy: libros gruesos y libros breves, novelas y
poemas, dramas, libretos de ópera, novelas policiales, novelas de aventuras,
novelas de ciencia ficción, folletines, libros para niños...
Nunca me resultó cómodo hablar de mi trabajo de manera
abstracta y teórica; aunque lo que produzco parezca originarse en un programa
elaborado tiempo atrás, en un proyecto de larga data, creo que mi movimiento se
encuentra -y se demuestra- andando: de la sucesión de mis libros nace para mí
la sensacion, a veces confortante, a veces perturbadora (pues siempre depende
de un "libro que vendrá", de una inconclusión que designa lo
indecible hacia lo cual tiende desesperadamente el deseo de escribir), de que
recorren un camino, señalizan un espacio, jalonan un itinerario vacilante,
describen paso a paso las etapas de una búsqueda cuyo "porqué" no sé
explicar, pues sólo conozco el "cómo": tengo la confusa sensación de
que los libros que escribí se inscriben, cobran sentido en una imagen global
que me hago de la literatura, pero me parece que jamás podré asir esta imagen
con precisión, de que ella es para mí un más allá de la escritura, un "por
qué escribo" al cual sólo puedo responder escribiendo, postergando sin
cesar el instante mismo en que, al dejar de escribir, esta imagen se volvería visible,
como un rompecabezas inexorablemente resuelto.
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